Pero no lo son todo.
La economía, buena o mala,
tiene mucho que ver
con la buena marcha de una persona,
de una familia,
de un pueblo, de una tierra;
pero la economía no es todo.
Más allá de la economía
está Dios y su palabra.
Más allá de mi economía
está la economía de todos.
Más allá de la economía del cuerpo
está la economía del espíritu,
pidiendo un tiempo
solicitando también un orden y un progreso.
No tientes a Dios;
no le pongas en el canto de tu esfuerzo.
No aguardes milagros
donde tiene que haber cuidado,
cálculo y previsión, trabajo serio y ordenado.
No cubras con rezos tu pereza y tus desordenes.
No juegues a poderoso.
No vendas tu corazón,
tu vida es tu verdad por un poco de poder.
No te dobles ante nada y ante nadie.
Solo ten un dueño, solo uno,
al que muestras serenamente, tu adhesión,
tu reconocimiento. Amén.
M. Regal, Un Caxato para o camiño
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