segunda-feira, 29 de novembro de 2010

Fala por si...

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Encontrei há anos esta sequência numa rúbrica do "Público", intitulada "Histórias de amor".

Nem precisa de comentários...

quarta-feira, 24 de novembro de 2010

Comodismo...

A mobilização para “ideias novas que possam construir” é algo que ajuda também a ultrapassar a crise. “Se Jesus viesse cá tinha de arranjar mais uma palavra na cruz: tudo está acomodado, em vez de tudo está consumado” – disse D. Carlos Azevedo, à margem de um debate na UCP, no passado dia 20. E acrescenta: “o comodismo das pessoas é evidente”. As pessoas estão “acomodadas” e “não se revoltam contra todo um conjunto grave de situações”. E adianta: “à Igreja compete mobilizar as pessoas”.

Papel do sindicalismo

"Para se compreender o papel do sindicalismo, em bom rigor, da defesa organizada de interesses numa democracia, pode fazer-se este exercício que em muitos sítios é tudo menos absurdo.
Imaginem que, em Portugal, em 2010, não havia sindicatos, nem os que existem (na sua maioria influenciados pelo PCP através da CGTP), nem quaisquer outros. Uma coisa seria certa, os salários seriam muito mais baixos, os desempregados muitos mais, o trabalho precário a norma, a vida dos trabalhadores muito mais fragilizada e a economia não seria muito diferente. Pelo contrário, teria continuado a viver de uma competitividade à custa dos baixos salários, mas mesmo assim longe dos salários chineses e indianos, romenos ou búlgaros. Haverá quem diga que não há problema porque é assim nos EUA, mas a verdade é que não é assim nos EUA. Nos EUA há legislação laboral, sindicatos e uma muito diferente mobilidade social, profissional e geográfica. E é para cima, por regra. Haverá também quem diga que não faria mal à competitividade da economia portuguesa uma nova “flexibilidade” especialmente com maior facilidade de despedir e empregar e menos rigidez da legislação laboral.
É verdade, mas coloquem-se no lugar de alguém que tem emprego, e perguntem-lhe se está disposto a perdê-lo ou a torná-lo mais precário em nome da reparação da economia e da sua competitividade. Não está, porque uma coisa é a racionalidade económica e outra a expressão de interesses individuais e colectivos que partem das circunstâncias concretas das pessoas".
Pacheco Pereira, in revista "Sábado" e blogue "Abrupto"

D.Jorge Ortiga e a Greve Geral

A greve “é um direito que assiste aos trabalhadores e é uma oportunidade que os portugueses têm de manifestar a sua insatisfação”, diz o presidente da Conferência Episcopal Portuguesa.
D. Jorge Ortiga comenta assim à Renascença a greve geral desta quarta-feira.

“Um dia de greve é muito pouco. O povo português terá que se habituar a uma Democracia mais participada e mais responsável e manifestar-se não apenas nesta conjuntura mas também diante de determinadas leis que são prejudiciais para a sociedade”, disse.
O Arcebispo de Braga acrescenta que “é hora de todos darem as mãos e do povo português não se contentar com o dia do voto”.
“É preciso muito mais que o voto. O povo terá que estar alerta e, porventura, ter uma participação mais crítica, com propostas e com manifestação de desejos de modo mais espontâneo e natural”, acrescenta.

terça-feira, 9 de novembro de 2010

Serviu para quê?...







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ACONTECIMENTO NACIONAL DO ANO 2006 (Segundo o "Expresso"): A DIETA DO ESTADO (O emagrecimento do Estado) !

E Teixeira dos Santos aparece como "a cara do emagrecimento"...

segunda-feira, 8 de novembro de 2010

Homilia de Bento XVI na Catedral da SSTrindade

Amadísimos Hermanos y Hermanas en el Señor:

«Hoy es un día consagrado a nuestro Dios; no hagáis duelo ni lloréis… El gozo en el Señor es vuestra fortaleza» (Neh 8,9-11). Con estas palabras de la primera lectura que hemos proclamado quiero saludaros a todos los que estáis aquí presentes participando en esta celebración. (...)
Este día es un punto significativo en una larga historia de ilusión, de trabajo y de generosidad, que dura más de un siglo. En estos momentos, quisiera recordar a todos y a cada uno de los que han hecho posible el gozo que a todos nos embarga hoy, desde los promotores hasta los ejecutores de la obra; desde los arquitectos y albañiles de la misma, a todos aquellos que han ofrecido, de una u otra forma, su inestimable aportación para hacer posible la progresión de este edificio.

Y recordamos, sobre todo, al que fue alma y artífice de este proyecto: a Antoni Gaudí, arquitecto genial y cristiano consecuente, con la antorcha de su fe ardiendo hasta el término de su vida, vivida en dignidad y austeridad absoluta. Este acto es también, de algún modo, el punto cumbre y la desembocadura de una historia de esta tierra catalana que, sobre todo desde finales del siglo XIX, dio una pléyade de santos y de fundadores, de mártires y de poetas cristianos. Historia de santidad, de creación artística y poética, nacidas de la fe, que hoy recogemos y presentamos como ofrenda a Dios en esta Eucaristía.

La alegría que siento de poder presidir esta ceremonia se ha visto incrementada cuando he sabido que este templo, desde sus orígenes, ha estado muy vinculado a la figura de san José. Me ha conmovido especialmente la seguridad con la que Gaudí, ante las innumerables dificultades que tuvo que afrontar, exclamaba lleno de confianza en la divina Providencia: «San José acabará el templo». Por eso ahora, no deja de ser significativo que sea dedicado por un Papa cuyo nombre de pila es José.

¿Qué hacemos al dedicar este templo? En el corazón del mundo, ante la mirada de Dios y de los hombres, en un humilde y gozoso acto de fe, levantamos una inmensa mole de materia, fruto de la naturaleza y de un inconmensurable esfuerzo de la inteligencia humana, constructora de esta obra de arte. Ella es un signo visible del Dios invisible, a cuya gloria se alzan estas torres, saetas que apuntan al absoluto de la luz y de Aquel que es la Luz, la Altura y la Belleza misma. En este recinto, Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros en los que se alimentaba como hombre, como creyente y como arquitecto: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia.

Así unió la realidad del mundo y la historia de la salvación, tal como nos es narrada en la Biblia y actualizada en la Liturgia. Introdujo piedras, árboles y vida humana dentro del templo, para que toda la creación convergiera en la alabanza divina, pero al mismo tiempo sacó los retablos afuera, para poner ante los hombres el misterio de Dios revelado en el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. De este modo, colaboró genialmente a la edificación de la conciencia humana anclada en el mundo, abierta a Dios, iluminada y santificada por Cristo. E hizo algo que es una de las tareas más importantes hoy: superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza.

Hemos dedicado este espacio sagrado a Dios, que se nos ha revelado y entregado en Cristo para ser definitivamente Dios con los hombres. La Palabra revelada, la humanidad de Cristo y su Iglesia son las tres expresiones máximas de su manifestación y entrega a los hombres. (...) En Él tenemos la Palabra y la presencia de Dios, y de Él recibe la Iglesia su vida, su doctrina y su misión. La Iglesia no tiene consistencia por sí misma; está llamada a ser signo e instrumento de Cristo, en pura docilidad a su autoridad y en total servicio a su mandato.
Apoyados en esa fe, busquemos juntos mostrar al mundo el rostro de Dios, que es amor y el único que puede responder al anhelo de plenitud del hombre. Ésa es la gran tarea, mostrar a todos que Dios es Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no de discordia. En este sentido, pienso que la dedicación de este templo de la Sagrada Familia, en una época en la que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, como si ya no tuviera nada que decirle, resulta un hecho de gran significado. Gaudí, con su obra, nos muestra que Dios es la verdadera medida del hombre.

Que el secreto de la auténtica originalidad está, como decía él, en volver al origen que es Dios. Él mismo, abriendo así su espíritu a Dios ha sido capaz de crear en esta ciudad un espacio de belleza, de fe y de esperanza, que lleva al hombre al encuentro con quien es la Verdad y la Belleza misma. Así expresaba el arquitecto sus sentimientos: «Un templo [es] la única cosa digna de representar el sentir de un pueblo, ya que la religión es la cosa más elevada en el hombre».

Esa afirmación de Dios lleva consigo la suprema afirmación y tutela de la dignidad de cada hombre y de todos los hombres: «¿No sabéis que sois templo de Dios?... El templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros» (1 Co 3,16-17). He aquí unidas la verdad y dignidad de Dios con la verdad y la dignidad del hombre. Al consagrar el altar de este templo, considerando a Cristo como su fundamento, estamos presentando ante el mundo a Dios que es amigo de los hombres e invitando a los hombres a ser amigos de Dios. Como enseña el caso de Zaqueo, del que se habla en el Evangelio de hoy (cf. Lc 19,1-10), si el hombre deja entrar a Dios en su vida y en su mundo, si deja que Cristo viva en su corazón, no se arrepentirá, sino que experimentará la alegría de compartir su misma vida siendo objeto de su amor infinito. La iniciativa de este templo se debe a la Asociación de amigos de San José, quienes quisieron dedicarlo a la Sagrada Familia de Nazaret. Desde siempre, el hogar formado por Jesús, María y José ha sido considerado como escuela de amor, oración y trabajo. Los patrocinadores de este templo querían mostrar al mundo el amor, el trabajo y el servicio vividos ante Dios, tal como los vivió la Sagrada Familia de Nazaret. Las condiciones de la vida han cambiado mucho y con ellas se ha avanzado enormemente en ámbitos técnicos, sociales y culturales. No podemos contentarnos con estos progresos.

Junto a ellos deben estar siempre los progresos morales, como la atención, protección y ayuda a la familia, ya que el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural. Sólo donde existen el amor y la fidelidad, nace y perdura la verdadera libertad. Por eso, la Iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado; para que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente. Por eso, la Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar.

Al contemplar admirado este recinto santo de asombrosa belleza, con tanta historia de fe, pido a Dios que en esta tierra catalana se multipliquen y consoliden nuevos testimonios de santidad, que presten al mundo el gran servicio que la Iglesia puede y debe prestar a la humanidad: ser icono de la belleza divina, llama ardiente de caridad, cauce para que el mundo crea en Aquel que Dios ha enviado (cf. Jn 6,29).

Via Religión en Liberdad

domingo, 7 de novembro de 2010

Professor, veja o que pode fazer...

Eis a carta que um pai do século XIX escreveu ao professor do seu filho. Há quem a atribua a Abraham Lincoln. Há quem conteste tal atribuição. Mas isso também é o que menos interessa. O que interessa mesmo é o seu (espantoso) conteúdo.
Caro professor, o meu filho terá de aprender que nem todos os homens são justos, nem todos são verdadeiros, mas por favor diga-lhe que, por cada vilão há um herói, que por cada egoísta, há também um líder dedicado, ensine-lhe por favor que por cada inimigo haverá também um amigo, ensine-lhe que mais vale uma moeda ganha que uma moeda encontrada, ensine-o a perder mas também a saber gozar da vitória, afaste-o da inveja e dê-lhe a conhecer a alegria profunda do sorriso silencioso, faça-o maravilhar-se com os livros, mas deixe-o também perder-se com os pássaros do céu, as flores do campo, os montes e os vales.
Nas brincadeiras com os amigos, explique-lhe que a derrota honrosa vale mais que a vitória vergonhosa, ensine-o a acreditar em si, mesmo se sozinho contra todos.
Ensine-o a ser gentil com os gentis e duro com os duros, ensine-o a nunca entrar no comboio simplesmente porque os outros também entraram.Ensine-o a ouvir a todos, mas, na hora da verdade, a decidir sozinho, ensine-o a rir quando está triste e explique-lhe que por vezes os homens também choram. Ensine-o a ignorar as multidões que reclamam sangue e a lutar só contra todos, se ele achar que tem razão.
Trate-o bem, mas não o mime, pois só o teste do fogo faz o verdadeiro aço, deixe-o ter a coragem de ser impaciente e a paciência de ser corajoso.Transmita-lhe uma fé sublime no Criador e fé também em si, pois só assim poderá ter fé nos homens.Eu sei que estou a pedir muito, mas veja o que pode fazer, caro professor.
Este texto apareceu num blogue da minha terra. "Asas da Montanha".

sábado, 6 de novembro de 2010

Conviver com a Morte!

Do meu homónimo da Lombardia:

"A graça e a consolação do Espírito Santo estejam sempre convosco. A vossa carta encontrou-me ainda vivo na região dos mortos; mas agora espero ir em breve louvar a Deus eternamente na terra dos vivos. Pensava mesmo que a esta hora já teria dado esse passo. Se a caridade, segundo S.Paulo, ensina a chorar com os que choram e a alegrar-se com os que estão alegres, muito grande deve ser a alegria de Vossa Senhoria, pela graça que Deus vos concede na minha pessoa, chamando-me à verdadeira alegria e dando-me a segurança de O não poder perder jamais.
Confesso-vos, ilustríssima Senhora, que me perco e arrebato na contemplação da divina bondade, mar sem praia e sem fundo, que me chama a um descanso eterno por um trabalho tão breve e pequeno; que me convida e chama ao céu para aí me dar aquele soberano bem que tão negligentemente procurei, e que me promete o fruto daquelas lágrimas que tão parcamente derramei.
Por conseguinte, ilustríssima Senhora, considerai bem e ponde todo o cuidado em não ofender esta bondade de Deus, como certamente aconteceria se viésseis a chorar como morto aquele que vai viver na contemplação de Deus e que maiores serviços vos fará com as suas orações do que em esta terra vos prestava. A nossa separação será breve; lá no Céu nos voltaremos a ver; lá seremos felizes e viveremos para sempre juntos, porque estaremos unidos ao nosso Redentor, louvando-O com todas as forças da nossa alma e cantando eternamente as suas misericórdias. Se Deus toma novamente o que nos tinha dado, não o faz senão para o colocar em lugar mais seguro e ao abrigo de qualquer perigo, e para nos dar aqueles bens que acima de tudo desejamos.
Digo isto para que Vós, Senhora minha Mãe, e toda a família, aceiteis a minha morte como um dom precioso da graça. Escrevo-vos com tanto maior prazer quanto é certo que não me resta outra ocasião para vos testemunhar o respeito e o amor filial que vos devo".
De uma carta de S.Luís de Gonzaga a sua mãe (in: Liturgia das Horas).
Foi uma carta que me marcou, desde que a li pela primeira vez. Escrita por um santo com o meu nome, que morreu com 23 anos (em 1591) já depois de ter entrado na Companhia de Jesus.
A SUA FÉ É ALIMENTO PARA A NOSSA ESPERANÇA!

sexta-feira, 5 de novembro de 2010

CÂNTICO À VIDA


"Nas últimas décadas tem vindo a estender-se sobre os horizontes da nossa sociedade a noite escura de um certo nihilismo pelo qual perdem valor e actualidade os ideais antigos e as utopias modernas. Será que todo o labor da história está destinado a dormir entre ruínas e esquecimentos? Terá sido inútil a passagem da alegria pelos nossos corações? Não. (...)

Para quê perder o olhar no horizonte? O sentido e a essência dormem na casa de cada um.

A vida canta nos nossos silêncios e sonha enquanto dormimos. Ainda que naveguemos entre penas e tristezas, entre medos e ansiedades, e a contradição seja o companheiro de caminho, a vida sorri à luz do sol e é livre, mesmo que arraste correntes. Seja dramática ou gozosa, como não dizer sim à vida? Companheiros, até ao cume sagrado!

(...)

Neste andar pela vida morreremos muitas vezes, deixando de ser o que somos, para iniciar novas etapas de múltiplas possibilidades que nos esperam em cada fragmento, em que a cada decadência sucederá uma ressurreição, porque a vida é assim: não morre nunca.

(...)

Amar a vida é darmo-nos generosamente aos sucessivos renascimentos. O início de um projecto é começar a viver. Há que explorar novas praias onde poder cantar e, a partir daí, navegar em águas profundas até tocar no fundo, onde se encontram as causas últimas".

Ignacio Larrañaga, As forças da decadência, Paulus Ed. 2004.